jueves, 4 de septiembre de 2008

Masacre anual de miles de delfines



Cada año, más de 20000 delfines de diversas especies, algunas de las cuales están en peligro de extinción, son asesinados en Taiji, Japón.

Taiji es una ciudad con puerto ubicado en la punta de la península de Kii a seis horas al sur de Tokio y accesible a través de una carretera costera.

La notoriedad de Taiji ha crecido gracias a los videos donde se muestran la violenta y sangrienta matanza de delfines, la que se practica también en Iwate y Futo.

La única matanza legal

Esta cacería anual está autorizada por el propio Gobierno japonés y se masacran desde septiembre hasta abril entre 20.000 y 40.000 delfines, la cual se lleva a cabo de forma indiscriminada por no existir ninguna organización internacional que la regule. Es el único país del mundo en que esta matanza es legalizada por en gobierno.

La matanza de delfines en Taiji, es la masacre más grande de estos animales en el mundo, y supera en mas de 3 veces a la cantidad de ballenas asesinadas, por el mismo país.

El gobierno japonés y los matadores dicen que la caza de delfines es parte de la cultura japonesa. Pero en realidad, la mayoría del pueblo japonés no sabe que la matanza de delfines existe. Diversos observadores de organizaciones conservacionistas como One Voice, Earth Island Institute y Nature Conservancy, han viajado a Taiji en reiteradas oportunidades para documentar y exponer la masacre de los delfines al resto de Japón y del mundo.

Los medios japoneses silencian este tema y tan sólo el diario “Japan Times” ha publicado la “mayor matanza de delfines del mundo”.



Como se realiza

Diferentes especies como delfines mulares, delfines rayados, delfines moteados, delfines de Risso, ballenas piloto de aleta blanca y falsas orcas, algunas de las cuales están en peligro de extinción, son asesinados.

Una pequeña flota de barcos rodean las migración de delfines, marsopas y pequeñas ballenas provocandoles ruidos que alteran su sonar y desorientándolos retienen a grupos enteros en bahías con el agua poco profunda, arriándolos hacia la caleta que está cubierta con lonas y redes y el acceso está bloqueado con puertas de acero, alambre de púas, cintas con navajas y guardias.

A menudo hieren deliberadamente a algunos de ellos para retener a los miembros de su familia, ya que los delfines no abandonan a un miembro de la familia que está sufriendo. Los pescadores proceden a estrechar las redes para cerrar las salidas a mar abierto. A la mañana siguiente, comienza la matanza en una caleta escondida y alejada en un parque nacional en la prefectura Wakayama, a unas pocas horas de auto de la costa de Osaka y Kyoto, donde los pescadores utilizando lanzas y garfios apuñalan y desangran a los animales que no tienen posibilidad de escapar. El mar se tiñe literalmente de sangre.

Los métodos usados y utilizados para capturar los delfines son excepcionalmente crueles.

La secuencia de imágenes que están en la siguiente dirección www.glumbert.com/media/dolphin se muestra como los pescadores arrean manadas de delfines hasta la bahía para después herirlos con arpones y esperar su lenta muerte.

Los pescadores de Taiji declaran que matan a los delfines porque éstos son una plaga, que comen los recursos marinos y que, por lo tanto, necesitan neutralizar esta competencia natural.
¿Por qué cazan a los delfines?

Los objetivos son dos: la producción cárnica y la caza de ejemplares vivos para cautiverio.

Para la producción cárnica los delfines son cargados vivos o heridos en camiones hacia los mataderos cercanos donde mueren degollados y desangrados. La carne, rotulada como "carne de ballena", satisface el consumo de la población japonesa e internacional, donde tiene cada vez mayor demanda.

En Japón la carne de los delfines se comercializa para consumo humano en restaurantes, en sustitución de la carne de ballena cuya caza fue limitada drásticamente en 1986 por la Comisión Ballenera Internacional.

La carne de delfín se vende por unos 2000 yenes (unos 16 dólares) el kilo, siendo más barata que la carne vacuna o ballena.

Por su parte, la captura de ejemplares vivos, generalmente hembras jóvenes, para delfinarios, parques acuáticos y circos donde se los condena a vivir hasta el último de sus días, confinadas en piscinas como figura central de entretenimiento y de los programas de "Nadar con Delfines" de los acuarios de todo el mundo.

Los delfines son exportados a China, Filipinas, Alemania y otros países donde se pagan entre cien mil y ciento cincuenta mil dólares por pieza.

La industria de los delfines en cautiverio se muestra como "salvadora" de los delfines, pues evita que éstos sean convertidos en carne, pero sólo lo hacen porque es mucho más rentable vender un delfín a un acuario que matarlo para que se convierta en carne. La multimillonaria industria de los delfines para cautividad no está salvando a los delfines de la muerte, sino que ayuda a mantener esta cruel práctica para provecho de la industria.

Japón es un país rico y no necesitan comer carne de delfín, de ballena o aletas de tiburones.

Estos animales no son propiedad de Japón, y le pertenecen al mundo.

2 comentarios:

Álvaro dijo...

vaya tela,que salvaje es la especie humana y que auténtica masacre realizan estos...

Anónimo dijo...

espero que dios les cobre todo lo que hacen esas balsas de desalmados.